Hambre que no entiende
©Jacqueline Goldberg
Foto: Máximo González. Tengo hambre
(Arroz
con texto grabado y encapsulado en cristal, dimensiones variables, 2005)
http://www.maximogonzalez.info/instalaciones/tengo_hambre.php |
Mi vida la
murmuro al barro
Samuel Beckett
I
si hubiese sabido. hace doscientos
años, cuarenta años, cinco años. que esto ocurriría. el hambre. este encierro. tanta
podredumbre.
si hubiese sabido que correr era
postigo en mi coronilla. habría virado, cancelando infortunios para perpetrar
una sien menos movediza.
ahora hay rutinas, agobios.
seguir de bruces.
busco comida. imploro comida.
me asquea pensar en comida. tanto. así
vivieron mis abuelos durante la guerra. soñaron papas, comieron papas, conchas
de papas. tubérculos como plegarias. y sobrevivieron. también soportaré. pero
el lastre de verme en las calles, desmereciendo el látigo. es mucho.
¿cuánto dura una mujer débil? ¿cuántas
veces irá al mercado sin llorar?
calles ríos de veneno. repletas de
bestias con dos ruedas por cabeza. carruajes altos para encubrir el futuro
balazo.
tampoco soporto la calle. el asco
murmura en las esquinas más serenas. salpica. dice mi nombre. amenazas que se cumplen.
II
reconteo infeliz.
lo que no hay: aceite, azúcar, harina,
jabón, mantequilla, crema de dientes, cereal, leche, shampoo. a veces tampoco
arroz, caramelos, queso, té, pan.
lo que sobra: infamia.
lo que falta: medicinas que tomo a
diario. apenas dos pastillas. pero tres días sin ellas me harán temblor
incontrolable, corazón reventado.
lo que sobra: riscos para lanzarse y
ser olvido.
III
cómo explico al miserable que fuera mi
amigo todo lo que padecemos. como explico a ese gordo-emigrante-tragabasura que
no me hago la víctima, que este país no lo invento yo. que somos jaula.
cómo explico al hermano preocupado que
huir no siempre es hacer maletas. que huyo cada día. que un día vendrá la huída
definitiva y nada podrá salvaguardarme.
IV
la alacena jamás está vacía. la comida
diaria entra al estómago, sale sin dificultad. el disfrute se ha extraviado.
solo importa una cantidad de calorías, no su origen, no su sabor.
hay componentes no digeridos en las
heces fecales. al menos eso queda. se despenalizará la coprofagia. la luz
provendrá de lo oscuro.
seis niños
fueron obligados por sus cuidadores a practicar sexo entre ellos mientras veían
pornografía e ingerían heces. ocurrió en una casa de acogida en la India.
lejos.
en Buenos Aires
la policía detuvo a un ciudadano coreano de setenta años que capturaba perros en la calle, los
alimentaba y después los mataba para vender su carne a un supermercado
asiático. can-nicero, le decían.
cuántos estamos dispuestos a comer
mierda. confesemos. habrá una película. su tema será una gran cena en la que
sólo se servirán heces. de entrada, plato principal y postre. con ciertos
aderezos y acompañantes. quizá mucho hielo. no será una película fantástica
sino un documental.
el estómago se hace distensible. es
casi imposible que reviente tras una gran comilona. la privación de alimento en
cambio genera atrofia de los intestinos. la lucha es colosal. una muerte lenta
y agónica.
quedan otras hambres. intempestivas. corroen
en insoportables segundos. dejan una mueca y el cuerpo turbio. todo acaba. acabamos.
a veces —raras veces— llueve almíbar. pero
no nos percatamos.
hambre implica dejar de entender.
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