En estas productivas tierras, la gastronomía es protagonista. No sólo por los famosos alfajores, sino también por las innumerables choperías, pubs y restaurantes donde degustar las más ricas cervezas artesanales. Además, la posibilidad de conocer los secretos de fabricación y las raíces milenarias de este legado inmigrante.
Santa Fe de la Vera Cruz, capital provincial y cuna de la Constitución Nacional, invita a los visitantes a recorrer su atractivo patrimonio histórico y cultural, pasear por sus pintorescas costaneras con variados balnearios, así como disfrutar del verde que caracteriza a plazas y parques. Situada a menos de 500 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, resulta de muy fácil acceso tanto terrestre como aéreo. Y es uno de los sitios donde resulta imperdible degustar exquisitos surubíes y dorados, así como la especialidad de la casa que son los alfajores Merengo.
En tanto, una de las propuestas que tomó mayor trascendencia en los últimos años, pese a tener ya más de cien años de historia, son los recorridos turísticos por el totalmente refaccionado Polo Cervecero. Allí, acompañados por un guía especializado es posible encontrar un antiguo Patio de cuidada arquitectura y deliciosas ofertas gastronómicas; un museo inédito donde rescatar los inicios de esta actividad en el país y el mundo; una Lisería que comercializa la bebida fresca y recién elaborada; y, las plantas industriales de las Cervecerías Santa Fe y San Carlos, entre las más antiguas en territorio nacional.
A esta Ruta de la Cerveza se le suman una gran lista de choperías, bares y pequeñas empresas familiares que ofrecen al turista la posibilidad de hacer degustaciones y aprender que este rico legado fue traído al país por los inmigrantes italianos, alemanes, polacos y holandeses que llegaron a la región a fines del siglo XIX. Ellos tenían por arraigo el consumo de esta espumosa bebida, y en esta provincia encontraron que el agua del Paraná era un ingrediente más que adecuado para elaborarla. Así, la tradición hizo raíces y adquirió nuevas formas y costumbres convirtiendo a Santa Fe en su mayor consumidora.
Como hace 100 años
El clásico Patio Cervecero supo ser un área de encuentro típico de estas tierras. Impulsado por el reconocido Don Otto Schneider -uno de los primeros maestros elaboradores de la zona- fue construido en base a los que ya existían en su Alemania natal. Actualmente, está acondicionado con capacidad para 700 personas y áreas de comida, como una especie de homenaje a lo que alguna vez representó. Es por que ello que se mantuvo el adoquinado original, las rejas y el ladrillo a la vista de sus paredes. Incluso, persiste aún una glorieta construida de manera artesanal por herreros locales y escalinatas de mármol de carrara. La ambientación del mobiliario y la iluminación también van acordes a esta idea.
Los primeros pasos
En la Casa de la Cervecería construida en 1912, lindera a la planta productora, residían el gerente y la familia de la empresa. Actualmente, funciona allí un museo que relata la historia y el desarrollo de esta bebida en el mundo y específicamente en la ciudad Capital. También hace alusión a las primeras industrias como la Cervecería Santa Fe y otras. Se puede conocer la vida de Otto Schneider en lo que fue su antigua oficina y hasta ver un documental sobre su vida.
Ver y beber
El Polo termina de completarse con la Planta Elaboradora y la Lisería. La primera de ellas es una de las más modernas fábricas de Sudamérica que data de 1912 y donde además de hacer la marca Santa Fe, se hacen otras nacionales e internacionales como Heineken, Budweiser, Córdoba e Imperial, cada una de acuerdo a sus recetas originales que deben seguirse al pie de la letra. Allí, trabajan unas 400 personas, y se exporta la mayor cantidad de litros del país. El visitante verá el sector de los molinos y la calurosa cocina con enormes ollas de malta macerada en agua. Más adelante, hace su aparición el lúpulo, ingrediente que aporta el aroma y el sabor, el cual debe fermentarse con levadura. Y finalmente las áreas de maduración y envasado. La segunda zona constituye la mejor de la excursión, donde el visitante saborea de una forma muy particular las bebidas. La producción no está pasteurizada, sino que sale directamente del barril. Se sirve un vaso de 255 cm3, el cual desborda apenas 2 rigurosos dedos de espuma. Y según aseveran los aficionados eso le permite percibir mejor el color y conservar la fresca temperatura necesaria. Muy cerca también está en funciones, la planta San Carlos, fundada por Francisco Neumayer en 1884, que elabora su tradicional marca, Otro Mundo y Duff. Destino reconocido por la Fiesta en honor a esta tradicional bebida.
Camino a un Oktoberfest
En 2010 la ciudad fue protagonista del Primer Encuentro “Santa Fe, Tierra de Cerveceros” al que asistieron miles de personas para participar de espectáculos musicales, charlas, exposiciones, muestras y degustaciones en los recuperados talleres de la Estación Belgrano. Lo cierto es que el objetivo de las autoridades y el sector privado es que estas masivas convocatorias se repliquen hasta convertirse en una verdadera marca nacional. A futuro se espera la puesta en marcha del famoso Oktoberfest, que en el país tiene su sede en la ciudad cordobesa General Belgrano. De acuerdo a las estadísticas oficiales, es en Santa Fe donde residen la mayor cantidad de cerveceros artesanales. Dentro de la Asociación Somos Cerveceros, de los 130 socios que existen en todo el país, 34 son santafesinos.
Sitios imperdibles
Entre bares, restaurantes y choperías, la ciudad de Santa Fe posee una larga lista con alrededor de 150 direcciones donde poder probar el famoso “liso”, acompañado de maníes o lupines horneados, salados y con piel. Algunas de ellas son El Castillo, cuyas excelencias en platos son el yacaré con puré duquesa a la cerveza roja, el conejo a la cerveza negra y el cordero con la variedad América Pale Ale. Otro sitio ideal es la Chopería Santa Fe, con sus bastones de surubí, pescados de río y minutas. En la antigua Estación Belgrano, no puede faltar una parada en el bar Saer, que homenajea al escritor santafesino Juan José Saer. Se suman la Chopería Campos del Sur y el Club Ferroviario. En los hogares santafesinos dicen que nunca falta un barril para “pinchar”, y que la adicción se asemeja a la de los porteños por el café.
Datos útiles
Para hacer una visita guiada en la Cervecería Santa Fe (Calchines 1401) es necesario hacer una reserva. Sólo pueden asistir mayores de 18 años, no se permiten cámaras fotográficas, y debe llevarse calzado cerrado y pantalones largos. Más información: www.cervezasantafe.com.ar.
En agenda
Primera quincena de septiembre, Fiesta Nacional de la Agricultura, en Esperanza.
Santa Fe de la Vera Cruz, capital provincial y cuna de la Constitución Nacional, invita a los visitantes a recorrer su atractivo patrimonio histórico y cultural, pasear por sus pintorescas costaneras con variados balnearios, así como disfrutar del verde que caracteriza a plazas y parques. Situada a menos de 500 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, resulta de muy fácil acceso tanto terrestre como aéreo. Y es uno de los sitios donde resulta imperdible degustar exquisitos surubíes y dorados, así como la especialidad de la casa que son los alfajores Merengo.
En tanto, una de las propuestas que tomó mayor trascendencia en los últimos años, pese a tener ya más de cien años de historia, son los recorridos turísticos por el totalmente refaccionado Polo Cervecero. Allí, acompañados por un guía especializado es posible encontrar un antiguo Patio de cuidada arquitectura y deliciosas ofertas gastronómicas; un museo inédito donde rescatar los inicios de esta actividad en el país y el mundo; una Lisería que comercializa la bebida fresca y recién elaborada; y, las plantas industriales de las Cervecerías Santa Fe y San Carlos, entre las más antiguas en territorio nacional.
A esta Ruta de la Cerveza se le suman una gran lista de choperías, bares y pequeñas empresas familiares que ofrecen al turista la posibilidad de hacer degustaciones y aprender que este rico legado fue traído al país por los inmigrantes italianos, alemanes, polacos y holandeses que llegaron a la región a fines del siglo XIX. Ellos tenían por arraigo el consumo de esta espumosa bebida, y en esta provincia encontraron que el agua del Paraná era un ingrediente más que adecuado para elaborarla. Así, la tradición hizo raíces y adquirió nuevas formas y costumbres convirtiendo a Santa Fe en su mayor consumidora.
Como hace 100 años
El clásico Patio Cervecero supo ser un área de encuentro típico de estas tierras. Impulsado por el reconocido Don Otto Schneider -uno de los primeros maestros elaboradores de la zona- fue construido en base a los que ya existían en su Alemania natal. Actualmente, está acondicionado con capacidad para 700 personas y áreas de comida, como una especie de homenaje a lo que alguna vez representó. Es por que ello que se mantuvo el adoquinado original, las rejas y el ladrillo a la vista de sus paredes. Incluso, persiste aún una glorieta construida de manera artesanal por herreros locales y escalinatas de mármol de carrara. La ambientación del mobiliario y la iluminación también van acordes a esta idea.
Los primeros pasos
En la Casa de la Cervecería construida en 1912, lindera a la planta productora, residían el gerente y la familia de la empresa. Actualmente, funciona allí un museo que relata la historia y el desarrollo de esta bebida en el mundo y específicamente en la ciudad Capital. También hace alusión a las primeras industrias como la Cervecería Santa Fe y otras. Se puede conocer la vida de Otto Schneider en lo que fue su antigua oficina y hasta ver un documental sobre su vida.
Ver y beber
El Polo termina de completarse con la Planta Elaboradora y la Lisería. La primera de ellas es una de las más modernas fábricas de Sudamérica que data de 1912 y donde además de hacer la marca Santa Fe, se hacen otras nacionales e internacionales como Heineken, Budweiser, Córdoba e Imperial, cada una de acuerdo a sus recetas originales que deben seguirse al pie de la letra. Allí, trabajan unas 400 personas, y se exporta la mayor cantidad de litros del país. El visitante verá el sector de los molinos y la calurosa cocina con enormes ollas de malta macerada en agua. Más adelante, hace su aparición el lúpulo, ingrediente que aporta el aroma y el sabor, el cual debe fermentarse con levadura. Y finalmente las áreas de maduración y envasado. La segunda zona constituye la mejor de la excursión, donde el visitante saborea de una forma muy particular las bebidas. La producción no está pasteurizada, sino que sale directamente del barril. Se sirve un vaso de 255 cm3, el cual desborda apenas 2 rigurosos dedos de espuma. Y según aseveran los aficionados eso le permite percibir mejor el color y conservar la fresca temperatura necesaria. Muy cerca también está en funciones, la planta San Carlos, fundada por Francisco Neumayer en 1884, que elabora su tradicional marca, Otro Mundo y Duff. Destino reconocido por la Fiesta en honor a esta tradicional bebida.
Camino a un Oktoberfest
En 2010 la ciudad fue protagonista del Primer Encuentro “Santa Fe, Tierra de Cerveceros” al que asistieron miles de personas para participar de espectáculos musicales, charlas, exposiciones, muestras y degustaciones en los recuperados talleres de la Estación Belgrano. Lo cierto es que el objetivo de las autoridades y el sector privado es que estas masivas convocatorias se repliquen hasta convertirse en una verdadera marca nacional. A futuro se espera la puesta en marcha del famoso Oktoberfest, que en el país tiene su sede en la ciudad cordobesa General Belgrano. De acuerdo a las estadísticas oficiales, es en Santa Fe donde residen la mayor cantidad de cerveceros artesanales. Dentro de la Asociación Somos Cerveceros, de los 130 socios que existen en todo el país, 34 son santafesinos.
Sitios imperdibles
Entre bares, restaurantes y choperías, la ciudad de Santa Fe posee una larga lista con alrededor de 150 direcciones donde poder probar el famoso “liso”, acompañado de maníes o lupines horneados, salados y con piel. Algunas de ellas son El Castillo, cuyas excelencias en platos son el yacaré con puré duquesa a la cerveza roja, el conejo a la cerveza negra y el cordero con la variedad América Pale Ale. Otro sitio ideal es la Chopería Santa Fe, con sus bastones de surubí, pescados de río y minutas. En la antigua Estación Belgrano, no puede faltar una parada en el bar Saer, que homenajea al escritor santafesino Juan José Saer. Se suman la Chopería Campos del Sur y el Club Ferroviario. En los hogares santafesinos dicen que nunca falta un barril para “pinchar”, y que la adicción se asemeja a la de los porteños por el café.
Datos útiles
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En agenda
Primera quincena de septiembre, Fiesta Nacional de la Agricultura, en Esperanza.
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