© Eugenio Montejo
(Del libro
Alfabeto del mundo)
Foto tomada de Informe 21 |
A Francisco Pérez
Perdomo
Al dibujar cada
palabra,
detrás de su
color, ritmo, latido,
siempre soñé dejar
llena, secreta,
alguna taza de café
que se beba entre
las líneas.
Café con el aroma
de las horas
y la mesa en el
aire
donde al primer
hervor los vivos y los muertos
levitemos.
Amable duende que
nos sigue por el mundo
con densas
vaharadas. Café natal, sentimental,
¿qué pruebo en su
sabor, qué bebo?
–A grandes sorbos
bebo tiempo,
bebo mi vida gota
a gota,
la que he perdido
y vuelve, la que queda
humeante aún ante
mis ojos, esperándome.
Café del alba,
amargo, recién hecho,
que nos trae a la
cama
algún canto remoto
del gallo.
Café de las
ciudades fugaces, imprevistas,
que sabe a las
voces de su gente,
al rumor de sus ríos
imaginarios.
El café gris de
las estatuas en la lluvia,
tan frío en su
boca de mármol.
El café azul del pájaro,
el verde inmenso
de los soleados platanales
y el café de los
ausentes,
dormido en nuestra
sangre.
Sólo para avivar
su aroma escribo a tientas
al dictado del
fuego.
Sólo para servirlo
siempre dejé oculta
alguna taza que se
beba entre líneas,
detrás de mis
palabras.
1 comentario:
Mi querido Eugenio Montejo..... quien era un árbol, quien era un pájaro!!!!
Publicar un comentario