El corcho, ese guardián natural de los vinos, suele desecharse una vez bebida la botella. Pero hay quienes no lo hacen y ven en él un potencial objeto creativo, amén del gesto ecológico que implica reusarlo de cualquier manera. A mi me fascinan las fotos de corchos, son la abstracción perfecta. Dejo una colección de imágenes al azar de cómo se ha dado uso a ese imprescindible elemento de la industria vitivinícola, proveniente del árbol del alcornoque y que fuera usado por primera vez para estos fines por el monje Dom Pierre Perignon a finales del siglo XVII.
Mural del artista Saimir Strati ubicado en el hotel Sheraton, en Tirania.
Utiliza 229.764 corchos de botellas de vino.
Utiliza 229.764 corchos de botellas de vino.
Alfombra. En el blog Limón chiflado explican como hacerla (Ver).
Ajedrez. ¿Cómo hacerlo) Aquí.
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