lunes, 2 de mayo de 2011

Dos maneras de describir el vino

Desde la enología y la poesía

Autorretrato en una jarra de vino de Caravaggio

El vino respira,

la nariz es aérea y se anima en el juego en espiral con toques de angélica, flores secas, piña, coco, canela, cacao y tabaco. La amplitud surge en boca, la complejidad esta a flor de piel, terrenal, ahumada, nacarada, guiada por la calidez tónica de una especia pimentada. La intensidad aumenta y se funde: el corazón es redondo y profundo, afrutado, de una madurez exótica, ligeramente anisada. En el final de boca, esta presencia se vuelve aun mas táctil, turbadora, mientras que la especia persiste, moderada, asada, yodada.


Richard Geoffroy
Chef de cave de Dom Perignon













Soneto al vino

¿En que reino, en qué siglo, bajo que silenciosa
conjunción de los astros, en que secreto dia
Que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
Y singular idea de inventar la alegría?

Con otoños de oro la inventaron. El vino
Fluye rojo a lo largo de las generaciones
Como el río del tiempo y el arduo camino
Nos prodiga su música, su fuego y sus leones.

En la noche de jublilo o en la jornada adversa
Exalta la alegria o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este dia le canto

Otora lo cantaron el arabe y el persa
Vino, enseñame el arte de ver mi propia historia
Como si esta ya fuera ceniza en la memoria

Jorge Luis Borges

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