El pasado domingo 26 de septiembre los venezolanos no comimos “mierda” como vaticinaba con saña mi ya “Ex amigo de Facebook”. Cada quien comió lo que quiso y el final no fue de dulzura absoluta, pero sí de fortaleza y esperanza.
La espera de los resultados electorales fue larga, difícil, desesperante, casi eterna. Cada quien la amainó como pudo, muchos pegados al Twitter, a Facebook, a un ron o una cerveza. Yo, como ya es sabido, soy adicta al Toddy y esa noche degusté dos buenos vasos con sabor a infancia y culpa. Doy fe de ello con un autorretrato y reproduzco un comercial de 1988 que me obsequió el dramaturgo residenciado en Nueva York, Pablo García Gámez, autor de dos apetitosos blogs, Textos durmientes y El Blog de Pablo.
La espera de los resultados electorales fue larga, difícil, desesperante, casi eterna. Cada quien la amainó como pudo, muchos pegados al Twitter, a Facebook, a un ron o una cerveza. Yo, como ya es sabido, soy adicta al Toddy y esa noche degusté dos buenos vasos con sabor a infancia y culpa. Doy fe de ello con un autorretrato y reproduzco un comercial de 1988 que me obsequió el dramaturgo residenciado en Nueva York, Pablo García Gámez, autor de dos apetitosos blogs, Textos durmientes y El Blog de Pablo.
1 comentario:
Cómo disfruto leer tu blog. ¡Me encanta!!!
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