Que todos nos vamos a morir, ya se sabe. Que la muerte debería sorprendernos cada día menos, también es lugar común. Pero no nos acostumbramos a la parca, no la entendemos, no la queremos. Y viene ella con su zarpazo tramposo, un miércoles, sin que mediaran palabras, confesiones, momento para el adiós. Así se fue el chef catalán Santi Santamaría. De golpe y porrazo. Estaba en su restaurante de Singapur, que dirige su hija. La muerte lo sorprendió lejos de su natal Sant Celoni, donde se hizo célebre con su restaurante El Racó de Can Fabes, fundado en 1981 y tres Estrellas Michellin desde 1994. En todo caso, si en algo nos consuela, tuvo una muerte bendita, en su restaurante, sin sufrimientos.
Fueron célebres las aguerridas discusiones con su compatriota Ferrán Adriá sobre la comida sana y lo perjudicial de las vanguardias. En Caracas dijo: "(…) hoy podamos hacer un vino sin tierra, sin cepas, o un caldo de pollo sin haber visto un hueso de pollo, una verdura". Y acotó: "desde hace una década las cosas, en el mundo gastronómico, han ido por mal camino".
Estuvo en Venezuela en el 2007 participando en el VI del Salón Internacional de Gastronomía (SIG), invitado especialmente por su amigo Ben Amí Fihman. Allí lo escuchamos y lo vimos cocinar. Compartió con jóvenes y mostró cuán sabio y simpático era. En ese momento me autografió su libro Palabra de cocinero, que más que una simple dedicatoria era todo un dibujo en la página. Y es que el chef se autodefinía como: “Dibujante, observador y vividor. Sobre todo, me gusta medir el tiempo y tener tiempo para las cosas que más me gustan (…) No hay placer si no se marcan los momentos y los tiempos. Para cocinar, no hay que tener prisa jamás, igual que cuando toca gozar de una buena mesa”. (A fuego lento)
En Venezuela nos deja de luto. Sabemos que en muchos otros lares también. Cocineros nuestros dieron sus pinitos con él, entre ellos Carlos García, Víctor Moreno, Takeshi Nagahama y seguramente otros que olvido ahora mismo.
El último post de su polémico blog lo puso el pasado 11 de febrero, es un durísimo reclamo al Presidente de la Generalitat ante la situación económica de Cataluña. Le pedía que no hiciera populismo con la comida y le exigía un gesto simbólico de apoyo a quienes como él se esfuerzan por hacer una cocina de excelencia: “Muy Honorable, hemos comido mucho ladrillo durante años, y ya se sabe que el ladrillo es de mala digestión, peor aún que los sapos de los que usted se declara gran comedor, aunque no por afición. Supongo que debe de preferir el pollo del menú de mediodía del Nihil Prius, a 11 euros el cubierto. Nada que objetar… o casi”.
En tanto pasan las horas
Con el paso de las horas las reacciones ante la muerte de Santi Santamaría van teniendo cauce en Internet:
•La Vanguardia de España da a conocer un texto inédito, Paraules d'Amo, en el que el reconocido cocinero catalán expresó en 101 declaraciones su visión del amor. La obra compilada por los periodistas Víctor Amela y Roser Amills se publica en La Vanguardia por cortesía de Angle Editorial y el libro completo se publicará este Sant Jordi.
•El chef Ferrán Adriá se declaró estar "en estado de shock" por la muerte de su colega de profesión. Adrià calificó de "muy triste" este día y afirmó que, aunque la gente conocía las discrepancias entre ambos en el terreno profesional, "también mucha gente sabía de la amistad previa". "Las discrepancias entre ambos existieron" , pero "la muerte de cualquier persona está por encima de este tipo de cosas" insistió Adrià. (EFE/ El Universal, México)
•“Fue un autodidacta portentoso, gurmet excelso, un ojo de lince para fichar a cocineros con futuro, polemista casi profesional, creador de grandes restaurantes, estupendo publicista de sí mismo que sacó el máximo partido comercial a las siete estrellas Michelin que gestionaba. Ese será uno de los mayores problemas: cómo la familia y los colaboradores, en primera fila, Xavier Pellicer, deben de gestionar el mini imperio repartido por España y Asia.
En mayo del 2008 cometió uno de sus excesos al acusar a algunos colegas de envenenadores. Fue la mayor crisis (no económica) que ha vivido el sector. Los cocineros nunca se recuperaron de las acusaciones. Ahora nada de eso tiene importancia”. (Pau Arenós / elPeriódico.com)
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