lunes, 23 de agosto de 2010

Crónica de BUENOS AIRES (1)

Por fin la pizza de mis sueños,
en El Cuartito



He estado en Buenos Aires en cuatro oportunidades, pero en ninguna de las tres primeras estuve. Una vez hice escala en Ezeiza rumbo a Río de Janeiro. La segunda vez fui por asuntos de trabajo y me dejaron apenas un día libre que se escurrió en un cursi Day Tour, tres tiendas, una librería y un restaurante de Puerto Madero. La tercera, invitada por Wines of Argentina estuve de paso rumbo a las zonas vitivinícolas del país. Hubo un almuerzo en Palermo y a la vuelta una librería ya no se dónde. Esta vez, entre el 6 y el 22 de agosto, me vengué de tanto intento y me comí, bebí y caminé Buenos Aires por quince maravillosos días que aún bullen en mi piel.
No elaboraré aquí cronologías, no rescataré itinerarios exactos. De hoy en adelante y en quince días, iré apuntando olores, sabores, recodos visitados, ojeadas, sabidos. Para que sirvan a otros. Para que no se me olviden jamás. Para volver a ellos y ser otra y la misma.



Amigos venezolanos me llevaron a El Cuartito (Talcahuano 937), pizzería de obligado peregrinaje de turistas y aldeanos. Fundada en 1934, enorme, con excesiva luz de neón y un baño de esos que a Adriana Morán le parecen lejos, muestra paredes repletas de afiches que relatan la historia del deporte argentino, paisaje que sin embargo no distrae de la esencia del local: sus pizzas y empanadas. Nosotros éramos ocho y pedimos tan solo tres pizzas de las que quedaron todavía cuatro pedazos. Enormes, gruesas, desbordadas de queso e ingredientes.
En El Cuartito cumplí mi sueño —expuesto en un post de antaño— de probar una pizza con huevos. Pero no huevos cocidos sino a medio cocer, con una clara apenas cuajada y una yema que se esparcía sobre el resto del platillo y que había que atajar en su camino al mantel. Es la pizza estrella, lleva el nombre del local. Maravillosa fue también la Fugaza, con mucha cebolla frita. Maravillosos los amigos, sus voces que aún resuenan en mi alma, con sabor a mozzarella y yema tibia.

2 comentarios:

Fanny dijo...

Maravillosa tú, maravillosa tu familia, y creadora de maravillas, siempre, tu escritura.
Un abrazo, Jacqueline, y gracias por esos ratos maravillosos.

Adrimosar dijo...

El otro, el mismo... ya lo dijo Borges.
Buenos Aires es ciudad para eso, para ser, para volver, para quedarse, para amar y odiar; y lugares como El Cuartito nos invitan a eso.
Jac te agradezco la alegría de esos quince días pasados y de los próximos quince que se desbordarán en este blog.
Y juro por mis dioses, que el baño estaba lejos!