de do pingüe cucara macara titere fue
optamos por entrar a ver De un día para otro,
película del ciclo francés dirigida por Philippe Le Guay
de la que nada sabíamos y cuya sinopsis poco provocaba.
El protagonista, Benoît Poelvoorde (Françoi Berthier),
tiene un vida horrenda, plagada de rutinas y malos pasos.
De un día para otro el destino le cambia,
le sonríe incluso, pero francés como es,
comienza a dudar de tanta buena racha
y decide amargarse por ello hasta enloquecer
y regresar a sus grises mañanas.
El caso es que entre los vicios de la soledad de Berthier
está el pedir cada noche una Pizza
que en su perenne mala suerte,
optamos por entrar a ver De un día para otro,
película del ciclo francés dirigida por Philippe Le Guay
de la que nada sabíamos y cuya sinopsis poco provocaba.
El protagonista, Benoît Poelvoorde (Françoi Berthier),
tiene un vida horrenda, plagada de rutinas y malos pasos.
De un día para otro el destino le cambia,
le sonríe incluso, pero francés como es,
comienza a dudar de tanta buena racha
y decide amargarse por ello hasta enloquecer
y regresar a sus grises mañanas.
El caso es que entre los vicios de la soledad de Berthier
está el pedir cada noche una Pizza
que en su perenne mala suerte,
siempre trae una yema de huevo.
El día en que la vida se le hace otra
hasta la pizza deja de portar el huevo de sus furias.
De la neurosis francesa nada me extrañó,
excepto el huevo de la ciclópea Pizza margarita.
Era una especie de huevo frito incrustado en el queso,
podía adivinarse la blandura de aquella yema
que al pincharla seguro se desparramaba.
Lo habrán puesto a último minuto,
El día en que la vida se le hace otra
hasta la pizza deja de portar el huevo de sus furias.
De la neurosis francesa nada me extrañó,
excepto el huevo de la ciclópea Pizza margarita.
Era una especie de huevo frito incrustado en el queso,
podía adivinarse la blandura de aquella yema
que al pincharla seguro se desparramaba.
Lo habrán puesto a último minuto,
supuse y me relamí los labios.
Y, claro, los franceses son expertos en volcar un huevo
en muchas de sus preparaciones.
No hablo de aquellas que lo contienen per se
—soufflé, quiche, steack tartare, masas, etc—
sino de platillos donde el no tan dañino vástago de la gallina
es visible en su exacta forma:
Escalfados ó Pochados
(se sumerge sin cáscara en caldo o agua muy caliente,
con un poco de vinagre si se gusta para una mejor coagulación)
a la Cocotte (cocinados al horno sin la cáscara)
en un delicioso Croque Madame
(sándwich con jamón, queso gruyere,
Y, claro, los franceses son expertos en volcar un huevo
en muchas de sus preparaciones.
No hablo de aquellas que lo contienen per se
—soufflé, quiche, steack tartare, masas, etc—
sino de platillos donde el no tan dañino vástago de la gallina
es visible en su exacta forma:
Escalfados ó Pochados
(se sumerge sin cáscara en caldo o agua muy caliente,
con un poco de vinagre si se gusta para una mejor coagulación)
a la Cocotte (cocinados al horno sin la cáscara)
en un delicioso Croque Madame
(sándwich con jamón, queso gruyere,
a la parrilla o gratinado
y coronado al final con un huevo frito).
¿Pero Pizza con huevo?
Eso si que no lo había visto yo
¿Pero Pizza con huevo?
Eso si que no lo había visto yo
y ¡ahora quiero comerme una!,
¡necesito comerme una!,
¡necesito comerme una!,
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