miércoles, 8 de julio de 2009

Manjares AZULES

Los cadáveres se tornan violáceos,

la sangre añil,

la podredumbre ultramarina.

 

Sobra cielo.

 

No hay bocados con el matiz de Las Antillas.

 

La naturaleza obsequia excepciones:

un cierto maíz, arándanos, cangrejos, queso,

peces poco sedentarios.

 

Nada de panes índigo,

sopas azur, carnes con mieles turquí,

lechugas en lívida salsa.

 

Como osadía de otros lares,

se fondean Chips de violetas, fritos y salpimentados;

Gelatina con cardamomo,

jugo de naranja y Azul Curacao.

 

Los Arzak invitan pichones azules

de nunca tácita compostura.

Recrean rictus canarios

con salsas a base de cebolla pochada,

queso de cabrales, pan tostado, almendras,

vermú, aceite y papas azules.

 

En el emplatado ocurre por un lado el ave,

con sus jugos y caldos,

salseada con mojo azul,

y sobre una cucharadita de puré azulino

un chip de papa azul.

Para aportar una tintura aún más desbocada,

se añaden pétalos de pensamientos azules

y se espolvorea con cebollín picado.

 

Lo demás, es de este mundo.

Rojo: telúricos vestigios de achiote,

azafrán, pimentón, pimienta.

Amarillo: arrobos de cúrcuma,

curry, mostaza, herejía solar. 


(Jacqueline Goldberg)