Los cadáveres se tornan violáceos, la sangre añil, la podredumbre ultramarina. Sobra cielo. No hay bocados con el matiz de Las Antillas. La naturaleza obsequia excepciones: un cierto maíz, arándanos, cangrejos, queso, peces poco sedentarios. Nada de panes índigo, sopas azur, carnes con mieles turquí, lechugas en lívida salsa. Como osadía de otros lares, se fondean Chips de violetas, fritos y salpimentados; Gelatina con cardamomo, jugo de naranja y Azul Curacao. Los Arzak invitan pichones azules de nunca tácita compostura. Recrean rictus canarios con salsas a base de cebolla pochada, queso de cabrales, pan tostado, almendras, vermú, aceite y papas azules. En el emplatado ocurre por un lado el ave, con sus jugos y caldos, salseada con mojo azul, y sobre una cucharadita de puré azulino un chip de papa azul. Para aportar una tintura aún más desbocada, se añaden pétalos de pensamientos azules y se espolvorea con cebollín picado. Lo demás, es de este mundo. Rojo: telúricos vestigios de achiote, azafrán, pimentón, pimienta. Amarillo: arrobos de cúrcuma, curry, mostaza, herejía solar. (Jacqueline Goldberg)
miércoles, 8 de julio de 2009
Manjares AZULES
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1 comentario:
En realidad, no hay nada que sea azul para comer, tendremos algunos reflejos y algun poco de moho como el de los quesos, pero el azul es el color menos apetecible de la naturaleza; Siempre critique la decoracion de los restaurantes hacia el azul ,y es que creo que no tiene en cuenta que en un plato azul apetece menos la comida.
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