domingo, 29 de agosto de 2010

Crónica de BUENOS AIRES (7)

Ligia Piro con vino y libros


Este no fue un viaje de obras de teatro, espectáculos y salones de baile. Fue un viaje de familia. Pero una noche, ya casi antes del regreso, escapamos a Clásica y Moderna Libros, más restaurante y bar que librería, con una mezcla que hace de la noche una ricura para todos los sentidos.
El lugar tiene setenta años, posee muchos reconocimientos, entre ellos una declaratoria como Sitio de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Esa noche se presentaba Ligia Piro, acompañada por Pablo Motta (contrabajo), Javier Martínez (batería) y Diego Schissi (piano, arreglos y dirección musical). Interpretó parte de su repertorio habitual, que incluye jazz, bossa nova, tango, bolero y hasta un par de canciones venezolanas, una de Henry Martínez y un joropo hermosísimo adobado con jazz. Piro está a punto de dar a luz, salió con su barrigota hermosa, un ánimo y un vozarrón envidiables. Contó historias propias y ajenas, habló de discos que desaparecían en la continuas mudanzas de la familia —es hija de la célebre actriz y cantante Susana Rinaldi— y de algunos que ella mismo hizo extraviar para que fuesen suyos y para siempre.
¿La comida de aquella noche memorable? Fue lo de menos. Un vino y una tabla de quesos y fiambres. Sólo eso. Antes de comenzar el espectáculo me hice camino entre las apretadas mesas hasta la librería, llena de joyas recién publicadas. Compré la nueva novela del premio Nobel J.M.G. Le Clézio, La música del hambre, título seductor para esa velada y las que luego vendrían, de lectura, sosiego y remembranza.
Esta versión del Negro Bembón —original de Bobby Capó y aquí con Daniel Maza — me encantó y se ha quedado conmigo.

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