lunes, 20 de septiembre de 2010
Automercados Plazas: la desfachatez
El engaño es la “falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre”, según el DRAE. Pero también un “armadijo para pescar”, es decir, una trampa para embaucar y atajar por la boca a los imbéciles. Y eso es precisamente lo que hace el Automercado Plazas de Los Caobos. Varias veces cerrado por sucio, engañoso y otros asuntos de ley, es un irrespeto a la comunidad aledaña. El más feo e incómodo de toda la cadena. El más hediondo, caluroso y desabastecido. No hay pescado fresco, venden productos vencidos, los quesos son infames, la nevera de helados siempre está medio vacía, por no mencionar que las colas hacen pagar todos los pecados juntos. Lástima, sus otras sucursales son soportables e incluso intentan incursionar en los predios de lo Gourmet con su llamada "Zona deleite" y la figura del encantador chef Víctor Moreno.
Sin embargo uno va. Como un cordero uno va. No hay otro automercado cerca. Uno ha aprendido en Venezuela a conformarse con los restos, con lo peor, lo que hay.
Por todas esas inaceptables razones fui el viernes pasado en la tarde a comprar el vino de los apuros, el de buen precio, el de comprobada calidad aunque no lujoso. Me hice de un Norton Malbec 2008. Conozco a dedillo esa Bodega argentina, la visité hace dos años en Luján de Cuyo, Mendonza. Yo misma entrevisté para la revista Papa y Vino a su presidente y CEO, Michael W.J. Halstrick, hijo del conocidísimo empresario austríaco Gernot Langes Swarovski —miembro de la legendaria familia que fabrica uno de los más exquisitos cristales del mundo—. En Argentina bebí hace apenas unas semanas no pocas etiquetas de esa bodega, muy bien posicionada en restaurantes de muy diverso nivel.
Y resulta que la desfachatez de Autormercados Plazas me obligó a los más indecorosos procedimientos en materia de vinos, amén de la vergüenza sufrida frente a mis invitados. El corcho estaba absolutamente seco, granulado, deshecho. Se ve que jamás la botella estuvo acostada, que no hay quien cuide los vinos del reputado vino ni ningún otro en el Plazas.
Dada la precariedad de mi presupuesto, la hora y la molestia —costó 50 bolívares, tampoco es que fue una ganga, hay vinos más baratos y cumplidores—, parte del corcho terminó deshecho dentro del caldo supuestamente muy frutal, con mucho sabor a ciruela y de profundo color granate. Debí colar el vino como sopa para bebés una y otra vez. Igual me lo bebí con restos de corcho, mal sabor y profunda rabia.
¿Sabrá esto el Complejo Licorero Ponche Crema, que con bombos y platillos trajo Norton a Venezuela hace apenas un par de años? ¿Se imaginará la familia Swarovski que sus vinos son tan maltratados en algunos rincones de Venezuela? ¿Saben los caraqueños que no deben comprar vinos en Automercados Plazas —al menos en el de Los Cedros— y que solo puede uno confiar —sin manos en el fuego, claro— en el Excelsior Gama y en Licores Mundiales?
¿Eso me pasa por tonta?: Pues si.
¿Por qué no salí a reclamar?: Porque eran las nueve de la noche, porque se hubiesen reído de mi, porque nadie en un automercado entiende lo que es un corcho seco, la necesidad de que el vino respire, toda esa paja que nos bebemos y comemos quienes intentamos escapar un rato de la realidad a partir de la vida misma.
Seguramente iré de nuevo al Plazas para cumplir con los despropósitos del gobierno venezolano de hacer sentir a los ciudadanos permanentemente miserables y humillados. Pero vino en el Plazas, pues nunca más…
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3 comentarios:
Lamentable esa situación. El sábado en el Tuityvinos me pasó lo mismo y con un Zuccardi Malbec Q, es decir, un vino a precio local de casi 200 bs. El corcho totalmente reseco y a colar y a colar.
Realmente lamentable y lo triste es que la cultura del vino ha permeqado primero en el consumidor y casi ni ha tocado a la mayoría de los vendedores.
Es decir, somos un héroes por ser sensibles a estas porque, aparte de eventos anuales como el SIG y esfuerzos esporádicos de los importadores, en el fondo todo lo hemos venido aprendiendo por curiosidad y esfuerzo propio.
Igual, ¡salud!
jesús
Qué pena!! Eso pasa en casi todo el país, los vinos están en la estanterías parados, como frascos de salsa de tomates, la mayoría de vendedores aún no tiene cultura vínicola, para ellos son unos frascos màs!
Qué triste historia y que frecuentemente pasa. El cuidado del vino aún no llega a los estantes venezolanos. Muchas veces mala selección y mal cuidados en casi todos los casos. Queremos disfrutar de buenos vinos y debemos exigirlo.
Saludos,
MMercedes
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