En estos días en que el epicentro del mundo es una pelota, he recordado las extraordinarias obras e instalaciones de Nir Adar, un chef israelí que desde Nueva York hace “estilismo culinario” y Food Art o “Arte con comida”. De los fogones de los restaurantes por los que pasó en Israel, Suiza, Francia y Nueva York, Adar brincó a los espacios expositivos con obras que dejan claro que jamás admitió el regaño materno aquel de “no juegues con la comida”.
Su visión artística se suma a su entrenamiento culinario clásico y a un nada despreciable trabajo en el área comercial (Dove, Häagen Daazs etc.). Su obra conceptual ha sido expuesta en museos, galerías, restaurantes, hoteles y hogares atrevidos y ha aparecido en las más importantes revistas estadounidenses e internacionales. Adar fue elegido como el primer artista que participó en la controversial campaña de Cointreau en el 2004, que justamente proponía: Be Cointreauversial.
Instalaciones suyas han dado mucho de que hablar en Milán, París y Nueva York, en esta última urbe participó en Chocolat 2004, donde creo una Pared de las memorias, dedicada a la lucha contra el SIDA.
Adar señala: “Usted no tiene que ser cocinero para ser estilista de alimentos, pero eso definitivamente ayuda. La capacidad de cocinar es apenas el principio. Muchos cocineros pueden realizar una presentación hermosa de un plato pero sin poder preveer cómo una cámara mirará el alimento. Ángulo, luz, capacidad de traducir imagen en sensación. Esta habilidad es la que separa las dos carreras, y debe dominar una de ellas para ser una acertado estilista del alimento”.
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