«Ocurre a veces que el fuerte sabor de estas aceitunas,
aliñadas con dientes de ajo, aceite,
sal, limón, guindilla y hojas de laurel,
te atrae a la memoria una brisa de una época antigua: grutas,
un rebaño, una sombra, la melodía de una flauta,
el sonido de una respiración de tiempos ancestrales en
un odre. El frío de una cueva, un emparrado escondido,
una choza en un melonar, una rebanada de pan de centeno
y agua de un pozo. Eres de allí. Te has extraviado.
Esto es el exilio. Vendrá tu muerte, en tu hombro pondrá su sabia mano: Ven, nos vamos a casa».
Del extraordinario libro de Amos Oz El mismo mar
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