domingo, 18 de abril de 2010

No tan asquerosa COMIDA DE HOSPITAL


La comida de hospital es, sin más,
comida de hospital.
Desencajada, desgreñada, empijamada.

Se parece a la de otros “no lugares”:
aeropuertos, aviones, escuelas,
manicomios, cuarteles, cárceles.

Por sana amonesta,
por incolora enferma.

Sin embargo, hay hospitales
más dispuestos a desmentir,
donde el paladar no reposa,
la mirada no se escabulle.

Ciertas bandejas de Francia, Italia o Grecia
parecen respetar las aflicciones del cuerpo
sin masacrar lo que resta de alma.

El cocinero catalán Ferran Adrià
ha presentado en estos días en el hospital Sant Andreu
de Manresa (Barcelona)
un nuevo concepto de Dieta triturada
que permite recuperar olores y sabores
a aquellas personas que,
por problemas de salud, no pueden masticar.
En el menú figuran algunas recetas
tan tradicionales como la "escudella catalana"
y la "carn d'olla", el pollo con "samfaina"
o la tortilla de patatas.

Hay un maravilloso fotoblog, Hospital Food,
que muestra bandejas —con sus obligantes cuadraturas—
de centros hospitalarios del mundo entero, 
enviadas por hambrientos pacientes impacientes,
negados a la sopa de pollo y a la gelatina.

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