Poema inédito de Gina Saraceni
Fotografia: Lisbeth Salas
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El amanecer llega a la casa lentamente.
Nada quiebra el silencio que queda de la noche.
Sólo se oye respirar a los insectos.
El padre y la madre desayunan.
El padre muerde el pan duro,
lo moja en agua y aceite
come la harina espesa de la guerra.
La madre, en cambio,
prefiere la avena y la manzana,
hechas arena al tacto de su lengua.
Ambos comen la corteza
del tiempo que se acaba.
Ese ser dos en la vejez,
aferrados a un ritual
que les devuelve los primeros
paisajes de sus vidas.
Ese ser hijos de lo mismo,
del mismo pan duro que mastican,
sin que la miga ceda
al diente que la muerde.
(Del libro Casa de pisar duro, con el que Gina Saraceni ganó
el XI Concurso Transgenérico de la Fundación para la Cultura
Urbana en 2011)
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